miércoles, 8 de marzo de 2017

Práctica I: Autoconocimiento e identificación de emociones


Esta practica consistía en identificar, sugestionados por la música, las tres emociones negativas básicas, es decir, la tristeza, el miedo y la rabia. Para ello, nuestras compañeras de la inteligencia musical escogieron las siguientes piezas:


La práctica consistió en escribir en un papel de forma anónima lo que sentíamos al escuchar estas canciones, para después meterlo en un sobre y, uno a uno, sacar un papel y leerlo a toda la clase. Un punto positivo en la forma de realizar esta actividad fue que se llevó a cabo en un aula en la que pudimos poner las sillas en circulo, lo que hacía que el espacio fuese más propicio para la comunicación y no daba lugar a la exclusión. Nos parece también señalable que el profesor se integrara dentro de este entorno participativo, ya que era percibido como un igual y no como una figura autoritaria.

Una de las integrantes del grupo pertenecía al equipo de la inteligencia musical, el cual, como ya hemos dicho, planificó y llevó a cabo esta actividad. El equipo en el que se hizo, estuvo integrado por 4 personas, lo cual hizo más sencilla su planificación.  Desde esta perspectiva, la actividad resultó más enriquecedora de lo que nos esperábamos, puesto que no fue solo propia de la inteligencia musical, sino también de la intrapersonal. Conectamos la música con las emociones y el resto de los alumnos contribuyeron al correcto desempeño de la actividad. La integrante de la cual estamos hablando, se sintió satisfecha al ver la conexión establecida entre los alumnos. Estos fueron capaces de verbalizar sinceramente emociones lo suficientemente íntimas como para involucrar al resto de la clase y que algunos de ellos empatizaran con otros. 

En cuanto a las emociones que surgieron al escuchar estas canciones, dentro del grupo existen opiniones dispares, pero todas coincidimos en que hubo una especie de conexión que hizo que todos, en mayor o menor grado, nos involucrásemos en la actividad. La gran mayoría consiguió, a través de las canciones, evocar esas emociones y exponer sus sentimientos a los demás, sin embargo consideramos que es muy difícil que una canción trasmita a todos lo mismo, ya que por ejemplo, todas nosotras creemos que la de miedo resultaba excesivamente invasiva.

Como aspectos a mejorar de la actividad podemos destacar el hecho de que el grupo era excesivamente grande y el ambiente no incitaba a la concentración, ya que había demasiada luz y demasiados estímulos que hacían que no te escuchases a ti mismo. Pese a esto la consideramos una práctica útil, porque es participativa, la confidencialidad causó un mayor compromiso con la misma y te da pié a conocerte mejor a ti mismo, lo cual es imprescindible para, en un futuro, poder realizar una adecuada intervención. 

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